Llevaba mucho tiempo sin escribir en el blog; perdonad la tardanza; los exámenes de la facultad absorben literalmente el tiempo de uno; aunque bien es cierto que unos salen bien parados de ellos, y otros todo lo contrario. Si os puede la curiosidad, yo soy de los últimos, de los que se esfuerzan y luego no encuentran recompensa. 3/9. Habrá años mejores; aunque ya me quedan pocos. El año que viene ya paso a 4º de carrera. Se va haciendo uno viejo.
Así que tras la absorción de los exámenes vuelvo a la sociedad. Una sociedad con la que me siento cada vez menos identificado. Cuidado; he dicho sociedad, no he dicho la gente que la forma.
Hay un frase que casi siempre se repite en mi mente cada vez que hablo del tema de la sociedad: “Cómo será la sociedad en la que vivimos, que hasta para predicar el amor por el mundo en nombre de Dios hay que estudiar una carrera.”
Vivimos en la sociedad de la competición, donde las personas compiten por tener un puesto de trabajo teniendo un mejor curriculum que otro, donde se compite por tener los mejores sueldos, por tener el mayor prestigio, por la fama, por tener más reconocimiento que otro... En todos los casos competir.
Y si es necesario fastidiar a otro para conseguir lo que quieres, mejor.
Estamos dejando cada vez más de convivir, de cooperar los unos con los otros. Cada vez es más importante asegurar MI futuro, y sobrevivir sólo YO.
Esto es en lo que se está convirtiendo nuestra sociedad: en la sociedad del individualismo y el desprestigio de los demás para el prestigio propio.
Gracias por pasar; espero escribir más a menudo a partir de ahora.
Un saludo a todos!
