jueves, 13 de junio de 2013

No renuncies a tu sueños

Lucha día a día por conseguir lo que quiere, lucha día a día por hacer felices a los demás, lucha día a día por no decepcionar a la gente que le rodea, lucha día a día por no venirse abajo, lucha día a día por llegar a cumplir sus sueños, lucha día a día por ser feliz...

Pero nadie le reconoce esa lucha; se limitan a decirle que lo importante es su futuro, que no debe entretenerse en tonterías, que su sueño es un imposible, y que si puede renunciar a ello, que lo haga.

No estoy relatando la situación de una persona concreta,  sino que me estoy refiriendo a una gran cantidad de personas que ven frustrada su lucha por lo que quieren en la vida, porque lo que hacen “no es lo correcto”, “no es lo que deberías hacer”, “no te va a dar de comer”, “no te va a llevar a dónde quieres llegar porque es muy difícil”.

Y yo me pregunto, ¿por qué no es correcto luchar por los sueños de cada uno? Todos tenemos nuestras ilusiones, nuestros deseos, nuestros sueños, y es lógico que queramos cumplirlos, y aún más, si ello nos va a hacer plenamente felices.

¿No es lo que deberíamos hacer? Más bien al contrario, ¿no? ¿Por qué deberíamos luchar por algo que no queremos? Si no nos queda más remedio, pues adelante, sin ningún problema; pero antes de dedicarnos por algo que no queremos, al menos, hagámoslo después de haber luchado por aquello que queríamos.

Tampoco les iba a dar de comer a aquellos que están viviendo en estos momentos de la música, el arte, la escritura, los cómics e incluso de los videojuegos, por citar algunos ejemplos.

Llegar a ser un BUEN químico, matemático, psicólogo, arquitecto, ingeniero informático, maestro/profesor de instituto... es difícil, requiere, en mayor o en menor medida, esfuerzo, tiempo, sacrificio, motivación por ello, y compromiso. Ser un BUEN músico, artista, escritor, entre otras profesiones, que a nivel de la calle parecen ser condenadas al exilio porque es difícil llegar a la cumbre, requieren lo mismo que para las anteriormente citadas al principio del párrafo.

Y así es como, muchas personas, con un potencial prometedor, se vienen abajo, se rinden, y abandonan sus sueños porque la sociedad les mete en la cabeza que ese no es su camino. Me gusta ser de la opinión de la que gente luche, y si se tienen que dar el golpe, que se lo peguen; pero que no abandonen sus sueños porque no lo hayan intentado.


















“Que nadie os haga renunciar a luchar por vuestros sueños; estudiad, trabajad, luchad por aquello que queréis en vuestra vida; porque no lo conseguiréis si no lo intentáis; puede que el camino sea duro, puede que la sociedad se empeñe en cerraros las puertas, pero el camino es duro para todos; con constancia y confianza en uno mismo llegaréis a donde os propongáis; mas si no lo conseguís, el mundo no acaba; hay muchas puertas con muchos otros sueños por cumplir.”

martes, 11 de junio de 2013

Por todos los que se sienten plenamente solos. Hoy va por ellos.

 Desde que comencé a escribir mis primeros versos, siempre he intentado llevar por delante la verdad en mis escritos; y a medida que han ido pasando los años, se han ido convirtiendo en prosa crítica; crítica con el mundo que me rodea.

 Un mundo que noto que está sucumbiendo ante la sociedad que nos gobierna; no voy a hablar de política (porque entonces me encendería, me extendería, y ya hay mucha gente hablando de ellos con más argumentos que yo), si no de sociedad; quizá no a nivel de otros países (porque no he tenido la oportunidad de sumergirme en sus culturas), pero sí a nivel de nuestro país: España.

 A lo largo de mi vida he ido conociendo mucha gente, ya fuera en persona o través de las redes sociales, de muchas zonas de la península y de las islas españolas. Con algunas he forjado una gran amistad, con otras simplemente ha habido un intercambio de ideas, otras vinieron a mi vida y luego se fueron... En definitiva, gente muy diversa. Y me he encontrado con un grupo de personas bastante amplio, por los que siento especial aprecio.

 Son personas como tú, que estás leyendo esto, y como yo; personas que intentan llevar su vida lo mejor que pueden, hacer las cosas bien y luchar por sus sueños. Personas que quieren ser felices... pero la sociedad le ha puesto barreras para llegar a serlo; barreras como la imagen, que les obliga a ser de una determinada manera, porque si no, “no molan” o no son guapos/as o no atraen a la gente, y entonces, la sociedad los tacha, los etiqueta, los margina, y al final, esas personas acaban aceptando esas etiquetas.

 Y por ello, brotan los motes acompañados de bromas, aparecen los insultos despectivos y comienza el bullying psicológico; y llega ese momento en el que el profesor de una clase de 2º de la ESO de un instituto cualquiera no se da cuenta de que uno de sus alumnos/as ha sido marginado/a por sus compañeros de clase.

 Y por ello, surgen los trastornos alimentarios, los “porque estoy gordo/a, y así no voy a conseguir nunca al chico/a de mi vida” y los “no me gusto, soy feísimo/a” o “Ojala tuviera el cuerpo de ese/a”; y llega la 
destrucción de uno mismo.

 Y por ello surge la baja autoestima, la baja autoeficacia, el refugiarse en la soledad, el sentirse solos, el pensar que no valen para nada, el sentir que nadie les quiere.




 Y llega el olvido; y la rendición; y la nada; y algunos/ de ellas/os, desaparecen sin que nos demos cuenta.




 Y nos preguntamos, ¿por qué tuvo que suceder eso? ¿Por qué se llegó hasta ese punto? Pregúntenle a la sociedad.

 A esa sociedad que cada vez se preocupa más por educarnos en conseguir un buen puesto de trabajo que nos permita sobrevivir, y cada vez menos a educarnos con valores como la generosidad, la solidaridad con la gente que nos rodea, la honestidad, la humildad. Esa sociedad que fomenta la violencia y la competitividad para conseguir lo que sea en la vida,  en vez de involucrar al compañerismo y la convivencia unos con  otros por el bien común. Una sociedad que cada vez más se va olvidando más del valor de la cultura, que no es ni más ni menos que el motor del conocimiento del mundo que nos rodea; y les estamos cada vez privando más de ello.

 Pensaréis, “pues vaya crítica más deprimente y fatalista”. Sí; pero realista.

 E igual de realista es, que a pesar de todo ello, sigue habiendo una gran cantidad de gente luchando por cambiar la sociedad en la que vivimos.
Porque tú, muchacho/a que te sientes en la profunda soledad, no estás sólo/a; siempre habrá alguien que se preocupe por ti, aunque por más que mires, no lo/a veas. Una persona que te tenderá la mano y te diga “no quiero a alguien perfecto/a, te quiero a ti, tal y como eres”; una persona que te enseñará a ser mejor persona, que te ayudará en tu camino por la vida; y si no encuentras a esa persona, búscala; porque quién busca encuentra. Y siempre hay alguien al que encontrar; porque hay gente que lucha contra las injusticias, que protege a los más débiles y que lucha por los derechos de las personas. La sociedad los intentará tapar, pero no impedirán que la Historia los recuerde. Jesucristo, Gandhi, Martin L. King, fueron personas que pasaron a la Historia por luchar por un mundo mejor.














“Y a pesar de que la sociedad los tape, siguen luchando por el mundo, por la gente, por TI.”