domingo, 3 de mayo de 2015

Sentimientos de un Graduado en Psicología.

Ayer en nuestro acto de Graduación de la Facultad de Psicología de Granada. Fue un acto con mucho encanto, mucha jerga psicológica, alguna que otra broma, unos buenos cantes, pero sobre todo, con muchos sentimientos entremezclados.

Han sido 6 maravillosos años. 6 años desde que comencé mi andadura, en la por aquel entonces Licenciatura, hasta estar finalizando actualmente el Grado en Psicología.

Aquel primero de carrera, donde me sentía abrumado por haber llegado a la Universidad. Con la timidez de quién empieza algo grande. Iba a tener un horaria distinto al que tuve en el instituto, porque tendría las clases por la tarde. Pero me acabé enamorando del turno de tarde, y no lo dejé en toda la carrera. Puede que fuera porque, desde el primera día, me sentía acogido por personas desconocidas, que con el tiempo, algunas de ellas se convirtieron en amistades de peso.

Con el tiempo fui adaptándome a la rutina, y descubriendo poco a poco cómo iba a funcionar la carrera: el maravilloso mundo de los trabajos chorras, los trabajos grupales, las horas libres en cafetería, las largas colas para cualquier cosa, las clases leídas con diapositivas... y de vez en cuando, algún profesor que me hacía pensar que realmente la carrera valía la pena.

El cambio de Licenciatura a Grado supuso un duro golpe para mí, porque significó haber fracasado como estudiante de la última generación de licenciados. Pero gracias al apoyo de la gente, pude reponerme y llegar hasta donde estoy ahora, acabando la carrera.

No podría resumir tantas experiencias en una sola entrada, porque son tantos los momentos, tanto lo aprendido... pero sobre todo, tantas personas que han pasado por todo este camino. Porque lo más bonito que me llevo de esta interesante carrera, son todas y cada una de las personas con las que he caminado, tanto con los que empecé, como con los que he terminado.

Muchas gracias a todos vosotros, compañeros psicólogos. Sois en gran medida parte de mi vocación y de mi felicidad. He aprendido de cada uno de vosotros, habéis procurado que mejore, me habéis regañado, nos hemos reído mucho, hemos compartido muchos momentos... Nunca podré olvidaros. Espero poder seguir con vosotros, ya sea como compañeros de profesión, como amigos, o como personas con las que echar un día de cervezas como quien dice.

¡Viva la Psicología!