Nunca fue el más fuerte; era vencido por aquellos que
pasaban los días pisoteándolo; le costaba cargar con peso, sus manos eran
débiles y su piel delicada, bastante sensible a cualquier roce.
Tampoco era el más rápido; lento en movimientos, poca
velocidad de reacción, corta rapidez de pensamiento, tenía dificultades para
llevar el ritmo a los demás.
No era para nada el más resistente; se cansaba con
facilidad, sudaba ante el menor esfuerzo, y les costaba alcanzar sus metas por
el inmenso esfuerzo que le suponía.
Su inteligencia no era su fuerte: le costaba comprender
nuevos conocimientos, sus notas en exámenes no eran destacables, no sabía muy
bien razonar a la hora del aprendizaje.
¿En qué destacaba? ¿Por qué las personas le tenían tanta
estima?
Porque estaba al lado del más fuerte, cuando éste se quedaba
sin fuerzas.
Porque exhortaba al
más rápido a que nada se le escapara de su alcance.
Porque motivaba al más resistente a mantener su forma y a
seguir venciendo esfuerzos.
Porque animaba al más inteligente a buscar nuevos retos,
nuevas maneras de aumentar su aprendizaje.
Support le llaman: Aparentemente, no destaca en nada, pero
sin él, nuestra vida está falta.